lunes, noviembre 23, 2015

Pedaleando de Almansa a la Sierra de Navalón

Hace años que nuestro colega bicialmorzista Jaruku nos tentaba con una ruta por su pueblo, Almansa, un lugar de Castilla- La Mancha cuyo nombre recordaré siempre. Situada en Albacete, Almansa tiene un castillo que construyeron los árabes en el siglo XII y que todavía preside con elegancia la ciudad. A sus pies, y en la puerta del polideportivo, quedamos 9 ciclistas el sábado a las 9,30 de la mañana.

El Castillo de Almansa, imponente

Nada más bajar del coche ya notamos la diferencia de temperatura con Valencia, y empezamos a ponernos toda la ropa que llevábamos en el coche. Y es que a esas horas y con un viento que daba miedo sentir, no nos sobraba ni media camiseta. Al menos, el cielo estaba azul y no daban lluvias, así que en cuanto estuvimos listos empezamos a pedalear para ver si nos calentábamos un poco.

Muy tapados, al inicio de la ruta
Los primeros kilómetros los recorremos en dirección Valencia, por la vía de servicio que discurre paralela a la autovía. Después, nos adentramos en la Sierra de Enguera hacia Navalón. Nuestro primer destino es el camping Los Carasoles, donde pensamos almorzar. La pista está pisada, y aunque algunos no tenemos mucha experiencia con las piedras y la suspensión, avanzamos sin darnos cuenta entre carrascas y pino rodeno, respirando el aire puro que según la abuela de Jaruku alimenta “como dos huevos fritos”. 

El grupo en uno de los descansos

Yo quiero ir contigo a la sierra
A unos 8 kilómetros del camping Quique tiene un percance mecánico con la bicicleta. La corona se suelta de la bici, y parece imposible seguir pedaleando. Entre todas las soluciones posibles, la menos mala es continuar hasta el camping, para conseguir ayuda. Quique va a ratos sobre la bici y a ratos corriendo (y aunque parezca mentira, corriendo va más deprisa que yo en la bici). Así llegamos al Los Carasoles, donde almorzamos un bocata (pequeño), y donde Quique pide un alambre para demostrarnos que McGiver a su lado era un aficionado: atando pequeños trozos de alambre a los radios de la bici consigue sujetar la corona para continuar la ruta.

Ingeniería valenciana de alto nivel
Tras el almuerzo toca subir bastante, y por algún tramo la pista se complica. Pero conseguimos superarla y volver hacia Almansa, esta vez bajando, por una pista en muy buen estado. Llegamos sobre las tres tras unos 50 kilómetros pedaleando: la ruta la podéis ver aquí, y el perfil será este:


Después de la bici Jaruku nos lleva a comer a La Ventica, un restaurante en el que nos sirven unos gazpachos manchegos que nos dejan sin respiración. ¿Los habéis probado alguna vez? Es como un guiso con conejo y rebollones, todo sobre una torta que te vas comiendo a la vez. Mejor lo veis en foto,  es realmente espectacular.


Y para bajar los gazpachos, nada mejor que un paseo al Pantano de Almansa, que es la presa más antigua de Europa. Desde ahí vemos esconderse el sol, el final perfecto para un día perfecto.

La presa

El atardecer
* Muchas gracias a Jaruku por llevarnos y a Pedro por las fotos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Esta ruta tiene pintaza!

Unknown dijo...

Guapo,guapo,que envidia

El Impenitente dijo...

La media maratón de Almansa tiene mucha tradición y mucho ambiente. Y dan gazpachos manchegos en la meta. Por si os animáis un día.

Slim dijo...

No creo Impenitente. Igual vamos a verte y nos comemos los gazpachos, eso sí.